“Lisboa com suas casas de varias cores, …À força de diferente, isto é monótono. Como à força de sentir, fico só à pensar (…). Sorrio, porque, aquí, deitado, é outra coisa. A força de monótono, é diferente. E, á força de ser eu, durmo e esqueço que existo. Fica só, sem min, que esqueci porque durmo, Lisboa com suas casas de varias cores.”
De la mano de Pessoa viajamos a Lisboa, él que la conocía tan bien y que supo como enseñarnos sus rincones más recónditos y amables. Esperamos, siguiendo sus pasos, mostrar una Lisboa distinta, aquella que formaba parte de su vida. Nos imaginamos a Fernando Pessoa por las calles de la Baixa, un auténtico universo en el “Libro del Desasosiego”, pasearemos por la magnífica plaza del Rossio, centro neurálgico de la Baixa, esa parte baja de Lisboa hacia donde se extendió una ciudad que había nacido en la Alfama.
La bella Alfama (el barrio de los pescadores), ciudad antigua, situada en la ladera de la colina, con sus callejuelas y escaleras. Lisboa vista desde arriba, desde el mirador de Santa Luzia, tras las murallas del castillo de San Jorge, las colinas y los tejados de la ciudad, la belleza del río Tajo y el Puente 25 de abril. Lisboa transmite tranquilidad desde este rincón especial, la observamos silenciosa, en silencio nosotros también.
Tarjeta turística de Lisboa – Lisboa Card
La Lisboa Card permite utilizar el transporte público gratuitamente (bus, metro, tren, elevadores), así como entrar en muchos museos y atracciones de Lisboa. Además de disfrutar de varios descuentos en tiendas, restaurantes y otras atracciones.
Bajamos a pie por las calzadas portuguesas realizadas por los maestros calceteiros, realizadas con piedras y gravillas que forman mil dibujos por todas las calles de Portugal. Esas callejuelas de las que hablaba Pessoa, lugares menos visibles, pero donde también habita la belleza. Esas “plazuelas solitarias, intercaladas entre calles de poco tránsito, y sin más tránsito, ellas mismas, que las calles. Son claros inútiles, cosas que esperan, entre tumultos distantes (,,,)”.
O tal vez prefiramos bajar en esos tranvías de color amarillo, el famoso tranvía 28, embarcándonos en una aventura que nos transportará a otra época y nos llevará a los lugares más significativos de Lisboa. Podemos parar en la Sé, la bella catedral de estilo románico, que nos invita a los bellos claustros y al Museo del Tesoro. El tranvía 28 nos deja de nuevo en la Baixa. Una pena que algunos lugares ya no existan debido al terremoto de 1755, pero la Lisboa que descubriremos, será igualmente mágica, de eso no cabe ninguna duda.
Donde estuvo el Palacio Real se construyó ese magnífico conjunto de edificios porticados que mira al Tajo: la Praça do Comércio que se une con otra de las plazas más importantes de Lisboa, la Praça do Rossio, a través de una calle peatonal, la rúa Augusta. En esta segunda plaza nos encontraremos con el Teatro Nacional Dona Maria II, el café Nicola, el café de Suiça. Muy cerca está la Praça da Figueira, con sus bonitas casas abuhardilladas. Mirando hacia lo alto, nos topamos con el Castelo São Jorge y las ruinas del Monasterio do Carmo.
Subiendo hacia el Chiado las callejuelas continúan la animación de las plazas precedentes, y de repente, el elevador de Santa Justa, otro de los lugares mágicos de Lisboa, un ascensor con una estructura de hierro que nos recuerda a las obras de Gustave Eiffel, y es que fue construido nada menos que por su discípulo Ponsard. El elevador de Santa Justa nos llevará a un corto pero fantástico viaje a la Lisboa antigua, ¡el panorama es de postal!
En la Baixa-Chiado, además de monumentos como la Basílica de los Mártires, el teatro San Carlos o e Museo do Chiado, nos encontraremos con la estatua de Fernando Pessoa delante del famoso Café la Brasileira. El café es muy bonito, y muchos turistas acuden a fotografiarse con la escultura de Pessoa, aunque quizás el lugar haya perdido cierto encanto debido a su explotación turística. Dicen que el café preferido de Pessoa era en realidad el Café Martinho da Arcada, en la Praça do Comércio, 3.
Entrada al Castillo de San Jorge
En Lisboa hay muchos miradores, uno de ellos es el mirador de San Pedro de Alcántara, a un paso del Café la Brasileira, subiendo por la rúa da Misericordia. El elevador da Gloria, un bonito funicular amarillo puede bajarnos del Bairro Alto a la Praça dos Restauradores, donde está el espléndido edificio del Hotel Edén. De nuevo en la Baixa, desde esta plaza vemos la Avenida da Liberdade, la más importante de Lisboa, que termina en otra plaza, la Plaza del Marqués de Pombal, centro de la Lisboa moderna.
De la Baixa a Belém, el barrio de los Descubrimientos, donde descubriremos dos monumentos clasificados Patrimonio de la Humanidad: la imponente Torre de Belém y el magnífico Monasterio de los Jerónimos, una auténtica belleza, con ese estilo Manuelino, que sólo existe en Portugal. Nos paramos a admirar el pórtico del monasterio, quedándonos sin palabras, para después pasar a visitar algo que nos gusta hacer en todos los viajes, los claustros, que en el Monasterio de los Jerónimos son pura poesía. En la iglesia donde se encuentran los restos del ilustre Luís de Camões, cuyas huellas también seguiremos en nuestra ruta por Lisboa.
Y ya que estamos en Belém, probemos uno de los pasteis de nata, cuya receta es un secreto que pocos conocen. Aunque, en realidad, estas delicias podemos saborearlas en cualquiera de las pastelarias lisboetas, que también nos ofrecen una gran variedad de dulces y pasteles, tanto dulces como salados. Los famosos salgados de Portugal, los rissois de bacalhau o los rissois de camarão. Entrar a una pastelería-panadería portuguesa es entrar en el paraíso. Todos sabemos que la gastronomía de Portugal es una auténtica maravilla.
En el Barrio de Belém se encuentra uno de los museos más importantes de Lisboa: el Museo de Arte Antigua, con una increíble colección de pinturas de Portugal, así como de grandes maestros europeos.
Nos alejamos un poco más para visitar una zona más moderna, la zona Expo 98, donde tuvo lugar la Exposición Universal en el año 1998, que hoy se conoce como el Parque de las Naciones. Allí visitamos uno de los acuarios más grandes de Europa, para los amantes del mar, el Oceanario de Lisboa.
Entrada para el Oceanario de Lisboa
Volvemos poco a poco a la Lisboa de Pessoa, buscando sus huellas, así como las de otros ilustres que hicieron suya la ciudad, como Amalia Rodrígues, reina del fado. Nos adentramos en las callejuelas de la Alfama en busca de esa melancolía, el vibrar de la guitarra portuguesa y el llanto de esas voces profundas que nos llenan de añoranza, saudade de una Lisboa mágica que esperamos contarles en estas páginas.
Visita al Palacio de la Pena
Aquí puede adquirir sus entradas para el Palacio da Pena.
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