En el I milenio a.C. la Península Ibérica estaba habitada por los denominados pueblos prerromanos. Recibieron el nombre colectivo de Iberos los de la franja mediterránea, valles del Ebro y Guadalquivir, mientras que los del interior se asociaban a la influencia cultural celta.
A finales del II milenio a.C. Se establecieron los primeros contactos con griegos y fenicios y surgió el nacimiento de pequeños puestos comerciales en la costa. Esa época coincidió con el reino de Tartessos, en el suroeste peninsular. En la zona del actual Portugal las fuentes romanas localizan a pueblos que denominaron Lusitanos, Galaicos y los Conios.
Otras tribus fueron los Brácaros, Célticos, Coelernos, Equesos, Grovios, Interamici, Leunos, Luancos, Límicos, Narbasos, Nemetatos, Pésures, Quaquernos, Seurbos, Tamagani, Taporos, Zoelas o Túrdulos.
Los Romanos
Durante la Segunda Guerra Púnica entre Cartago y el Imperio Romano fue cuando llegaron a las costas de la Península Ibérica las tropas romanas por primera vez. Después de la conquista de Cartago por los romanos, los cartagineses tuvieron que renunciar a la península.
En el 197 a C. los romanos crearon dos provincias que dividían la península:
– (Norte de Hispania) Hispania citerior
– (Sur de Hispania). Hispania ulterior
Comenzaron las guerras celtíberas entre los pueblos de Iberia y las tropas romanas. Los celtas que habitaban la zona, no querían someterse a los romanos sin luchar. Esta resistencia comenzó cuando los romanos pisaron el territorio. Tras un acuerdo de paz, en 179 aC, ideado por Tiberio Sempronio Graco, los pueblos lusos se sometieron a la que entonces era la Republica Romana.
En 154 aC comenzó la Guerra Hispánica, que fue un levantamiento de los pueblos celtíberos. Viriato, el jefe lusitano y héroe de su pueblo fue uno de los pocos supervivientes que continuo con las luchas contra los romanos. Cuando fue asesinado por los romanos mientras se encontraba junto con su pueblo en la localidad de Viseu en 139 aC comenzó de nuevo una revuelta. Los romanos comenzaron a fortificar la zona en la que se encuentra la actual Lisboa.
Julio César llegó a Lisboa en el 60 aC, y terminó con el último foco de resistencia lusitano. Cuatro años más tarde, los romanos consiguieron vencer al jefe lusitano y terminar con la revuelta. Roma tuvo el poder en el territorio durante casi cuatro siglos.
En 27 a.C. bajo el gobierno de César Augusto, se divide la Península Ibérica en varias provincias:
– Bética
– Hispania Citerior o Tarraconense
– Lusitania (con capital en Emérita Augusta, la actual Mérida)
– La provincia de la Lusitania se dividió en tres conventos jurídicos:
– Pacensis (con capital en Pax Iulia, la actual Beja)
– Scallabitanus (con capital en Scallabis, la actual Santarém)
– Emeritensis (con capital en Emerita Augusta, la actual Mérida)
En el siglo IV comenzó la cristianización de todos los territorios de Portugal, creándose cuatro diócesis (Braga, Ossónoba, Évora y Lisboa), de las cuales Braga era la más antigua.
Los Barbaros
En el año 409 los pueblos bárbaros de origen germánico, salvo los Alanos que eran pueblos iranios, se asentaron en Hispania.
Al mismo tiempo entraron los Visigodos en la Península Ibérica al servicio del Imperio Romano con el objetivo de subyugar a los invasores. Los Suevos y los Visigodos tuvieron una presencia más duradera en el territorio actual de Portugal y su capital es Braga.
Los suevos eran paganos y evangelizados por Martín de Braga. En el 585 el rey visigodo Leovigildo toma Braga y se anexiona el Reino Suevo. A partir de entonces la península quedó bajo el reinado godo, hasta la invasión musulmana de 711.
Los musulmanes
En 711 la Península Ibérica fue ocupada por las tropas del Califato de Damasco. Durante los primeros dos siglos el Califato de Damasco luchó por mantener el control de toda la Península. Tras las primeras victorias cristianas la antigua provincia del imperio Omeya se independizó y pasó a ser el emirato de Al-Ándalus, y más tarde pasó a estar controlada por el Califato de Córdoba.
La Reconquista terminó con la Conquista de Granada por parte de los Reyes Católicos en 1492. En esa época, el reino portugués ya existía como nación independiente, dedicándose a los descubrimientos ultramarinos con la excusa de seguir con las cruzadas para difundir el Cristianismo. Los musulmanes que no fueron expulsados o asesinados durante la reconquista tuvieron que adquirir las costumbres locales incluido el credo cristiano.